No podemos descifrar cómo pero hay muchas personas que a pesar de sobrellevar muchos problemas siguen por la vida de manera positiva, sin resentimientos, sin complicarle la vida a su familia, amigos, ni compañeros de trabajo.
Indudablemente todo el mundo tiene que afrontar dificultades, lo que nos diferencia es la forma en que lo hacemos. Algunos para sobrellevar sus problemas necesitan contárselos a un confidente, pero a veces el otro no sabe escuchar y la persona comienza a sentirse sola y desamparada.
No es fácil; a veces la vida nos hace pasar por pruebas muy duras, difíciles de asimilar. No obstante, aprendemos a lo largo de nuestra vida a lidiar con estas piedras que incomodan nuestro camino y tratamos de resolver estos problemas de la mejor forma posible.
Necesitamos encontrar la fuerza suficiente para salir del laberinto al que entramos sin queres, a veces, casi forzados. Es importante comprender que si una persona nos decepcionó, un jefe, un compañero de trabajo, un amigo o familiar, no debemos intentar cambiar a esa persona; es así, simplemente y no podemos hacer nada para que sea de otra forma. Los demás no van a cambiar para adecuarse a nuestras expectativas, es decir, el mundo nunca se va a ajustar a nuestras necesidades. Tendremos que poner algo de nosotros para seguir adelante y nada más.
Tenemos que evitar el conflicto ya que no conduce a ninguna parte, colo produce una carga emotiva y de ira que no nos permite avanzar y nos aleja cada vez más de todo lo que amamos, como puede ser nuestra profesión y nuestro puesto laboral.
Lo importante es realizar un análisis pormenorizado de la situación hasta llegar a la raíz y así tener un conocimiento pleno de lo que ocurre y a partir de allí buscar soluciones adecuadas que no nos afecten a nosotros mismos ni a quiénes nos rodean.
A veces sabemos la solución antes de realizar el análisis, como que tendríamos que buscar otro trabajo, quizá incluso en otra ciudad y en casos más extremos en otro país, pero el miedo y la ansiedad nos paralizan y cada vez más nos adentramos en un laberinto que nos asfixia y que no nos permite ver el camino que nos permitirá reconstruir nuestra vida laboral.
La verdad es que más que problemas, a veces solo hay soluciones que no nos gustan