A veces la vida nos juega en contra. Teníamos un trabajo estable pero por algún motivo, ajeno a nosotros mismos lo perdemos.
Tenemos mucha experiencia y aún podemos recorrer un camino profesional importante. Sin embargo, no conseguimos empleo y nos empezamos a deprimir. Todo parece conspirar para que estemos mal: la situación económica comienza a ser inestable, quizá debemos cambiar de domicilio o vivir en una pensión. Cada vez contamos con menos dinero y nuestra autoestima baja cada vez más al igual que el dinero con el que contamos.