El espacio laboral en las bibliotecas congrega a diversos personas que cumplen funcionen varias. Desde pasantes no relacionados con la carrera de bibliotecología que cumplen tareas de carácter administrativos, pasantes de la carrera de bibliotecología que comienzan con tareas básicas, como conocer la colección, realizar tareas de revisión de estanterías, cooperar con el sector de procesos técnicos o referencia entre otras posibilidades.
También encontramos al personal efectivo, a veces no profesional y el profesional. Cada una de estas personas cumple una función determinada de acuerdo al organigrama del sector Biblioteca.
Suele haber asistentes que se ocupan de los investigadores que concurren al lugar. Estas personas son profesionales pero no en el área de bibliotecología. Son graduados de diferentes carreras que han aprendido el manejo de la Biblioteca y orientan a los investigadores en la búsqueda de información pertinente para su trabajo de investigación.
Como vemos, en una Biblioteca pueden existir diferentes rangos de personal, efectivo o eventual, con tareas varias asignadas.
En un ámbito con personal diverso es habitual que también circulen temas políticos de interés del personal. ¿Qué ocurre cuando entra la política al entorno laboral? En Argentina tenemos pruebas testigos en Bibliotecas grandes como la Biblioteca Nacional y la Biblioteca del Congreso. Distintos gremios protagonizan las tendencias políticas de estos lugares de trabajo con reclamos salariales, mejoras en el espacio laboral, reincorporación de personal y otros temas más.
En las Bibliotecas de gestión privada la inclusión política gremial es casi nula, ya que los directivos de estos centros censuran le intromisión gremial y política en estos espacios.
No obstante, a veces la intromisión política viene por otras vías. Algunos colegas militan dentro de sus espacios laborales tratando de capturar la atención del resto del personal por una u otra tendencia.
Cuando esto ocurre puede suscitar algunos tipos de fricciones entre compañeros de trabajo. Algunos sentirán que la persona que introduce el tema político representa su sentir personal, otros se sentirán intimidados o incluso invadidos en su ámbito laboral.
Si bien todos somos sujetos políticos, ya que al ser sujetos pensantes tenemos tendencias claramente marcadas que nos llevan a simpatizar por uno u otro partido político, la intromisión de la política en el ámbito laboral puede ocasionar trastornos y enemistades entre el personal que inevitablemente derivará en un mal funcionamiento del lugar.
El uso indebido del nombre de la Biblioteca realizada por una u otra tendencia política también puede crear problemas sensibles a la organización. Creemos que todos tenemos derecho a defender una postura política determinada e incluso llegar a un grado de fanatismo, pero no podemos estigmatizar al resto del personal porque tiene un pensamiento político diferente.
Tampoco estamos de acuerdo que las organizaciones apoyen abiertamente una tendencia política, ya que se privarán de contar con colaboradores valiosos que optarán por no presentarse ante una convocatoria laboral ya que su pensamiento político difiere con el de la organización. Muchos hemos trabajado en espacios laborales que no nos representan políticamente, pero antes que nada somos profesionales y un profesional debe prepararse para trabajar en distintos espacios, integrar diferentes equipos de trabajo, compartir la jornada laboral con personas que piensan diferentes que ellos y trabajar en armonía, simplemente porque los objetivos profesionales a alcanzar son coincidentes.
Creemos que no es muy saludable mezclar la política con el trabajo y mucho más en las Bibliotecas que deben ser espacios donde circule libremente toda la información, más allá de los lineamientos políticos de las fuentes que la generan.
Un verdadero profesional tiene que saber separa su vida profesional de la personal. En la primera tiene que manejarse con ciertas reglas éticas que puede aplicar en su vida personal o no.
No obstante, tenemos claro que un buen profesional, pero sobre todo, una buena persona, debe, antes que nada, ser una persona tolerante. Hay muchos temas sensibles como las creencias religiosas, políticas, inclinaciones sexuales que a veces producen que las personas discutan sin sentido. Todos podemos creer, sentir y dirigir nuestra vida en el camino que creamos más conveniente y el otro tiene que respetarlo así como nosotros debemos respetarlo a él.
La buena convivencia organizacional o personal depende de ello. Somos seres libres y como tales debemos ejercer nuestros derechos, pero también tenemos una obligación suprema que consiste en no lastimar al otro que opina diferente. Tampoco debemos enarbolarlo en nuestro pensamiento obligándolo de alguna manera a traicionar sus propios pensamientos y creencias.
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