Hoy se celebra el Día del Bibliotecario. Gallardón preside la Federación Provincial de Bibliotecas Populares del Neuquén.
Neuquén > «Tener compromiso con su comunidad, y ganas de brindar y transmitir sus conocimientos” son para Mónica Gallardón los ejes de la tarea del bibliotecario del siglo XXI. Esta mujer, quien actualmente preside la Federación Provincial de Bibliotecas Populares de Neuquén, pasó gran parte de su vida (más de treinta y cinco años) como bibliotecaria en dos importantes bibliotecas de esta ciudad.
Su relación con los libros nació de muy chica, en la ciudad de La Plata, confiesa haber leído toda la colección Robin Hood y las historias de Julio Verne, “que me fascinaban porque veía cosas tan fantásticas y que ahora no lo son”, pero acaso la mayor influencia fue la de su hermano mayor quien andaba siempre con un libro debajo del brazo “y me obligaba a leer para después ponernos a jugar”. Después comenzaron a amontonarse en su mesita de luz las novelas románticas, los libros del popular escritor francés Guy des Cars, entre muchos otros. Pero su ingreso al mundo de los libros catalogados se produjo “por casualidad”. Antes del golpe de Estado de marzo de 1976 comenzó a trabajar en la biblioteca de la Facultad de Química en la Universidad de La Plata y un tiempo después con su familia arribó a Neuquén. Decidió estudiar bibliotecología en General Roca y al poco tiempo empezó a trabajar en la Biblioteca Popular “Juan B. Alberdi”. En “La Alberdi” -como se la conoce- estuvo diez años, entre 1979 y 1989. “Realmente era un ambiente hermoso con un grupo maravilloso de personas que levantaron la biblioteca como Hebe Peretti de Gobich y Berta Schapiro, entre otras”, expresó.
De esos años oscuros de represión y censura, recordó cuando llegaban las listas de libros prohibidos por el gobierno militar. “Nos llegaban esas listas de libros que había que eliminar, pero nosotras no podíamos ni queríamos quemarlos ni romperlos, en cambio los escondíamos en un hueco. Por suerte nunca vinieron a requisarnos”, comentó.
Objetivos
Hacia 1988 desde el Banco Provincia del Neuquén la convocan para armar la biblioteca de la entidad que se denominó “3 de Octubre” y que en un principio tenía como objetivo prestar libros a los empleados que tuvieran hijos en la escuela primaria y secundaria. “Fue creciendo la cantidad de materiales reunidos por lo que las autoridades del banco decidieron abrir la biblioteca al público en general”, precisó Gallardón, quien hace menos de dos años se jubiló y dejó de trabajar en esta biblioteca ubicada en la calle Irigoyen 535 y que cuenta con más de 15.000 libros de todas las disciplinas.
Sostiene que “las ratas” de biblioteca siguen existiendo, “hay gente a la que le gusta ir a la biblioteca, buscar libros, leerlos pero también están quienes les gusta tocar los libros, sentir en sus manos las páginas de una vieja edición. A los lectores por placer no los va a cambiar las nuevas tecnologías”. Consideró que el rol del bibliotecario ha cambiado mucho en estos últimos años, “pero acaso la función primordial sea el de fomentar la lectura a los demás”, añadió.
“Sin duda que los jóvenes se vuelcan hacia lo que les ofrece Internet y parece que no necesita el libro, pero el hecho de leer e investigar sobre algún tema es distinto. El bibliotecario también utiliza Internet pero lo que hay que saber es elegir la información y organizarla porque no todo lo que está en Internet puede servir, y esto precisamente es una de las tareas del bibliotecario: organizar la información y elegir los materiales”, reflexionó.
“Los bibliotecarios no tenemos una enciclopedia en la cabeza como una vez me dijo un chico sino que conocemos y sabemos el material con que contamos en una biblioteca. Pero también hacemos prevalecer nuestros conocimientos porque el bibliotecario es una persona que lee mucho ya que todos los libros pasan por sus manos”, explicó.
Gallardón lamentó que haya muchos bibliotecarios sin trabajo porque “las escuelas no tienen ese cargo, las bibliotecas populares no pueden pagarles un sueldo y los pocos que trabajan lo hacen recibiendo un mísero sueldo o ad honorem”.
Entre las miles de anécdotas que atesora Gallardón en sus años de bibliotecaria, la que más le gusta contar es aquella que vivió con un sereno de una obra en construcción que “todos los días venía a la biblioteca a buscar revistas para leerlas de noche en la obra porque se aburría y porque no le alcanzaba el dinero para comprarlas. Después se aburrió de las revistas entonces empezó a pedir libros, generalmente novelas policiales. Con el tiempo ya nos empezaba a pedir determinados autores del género. Es decir que la biblioteca y esos libros le dio a ese hombre humilde un panorama de vida distinto. Seguramente habrá cambiado de empleo porque con todos esos libros que leyó quizás se convirtió en un especialista o en un escritor de novelas policiales”. (P.M.)
Historias
El Día del Bibliotecario fue establecido en 1942 durante el Congreso de Bibliotecarios reunidos en Santiago del Estero e instituido a nivel nacional en 1954. Se eligió este día porque corresponde a la edición de la «Gaceta de Buenos Aires» de 1810 en la que se publicó el artículo “Educación”, escrito por Mariano Moreno, en el que informaba sobre la creación por la Junta de Mayo de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, hoy Biblioteca Nacional, y de los nombramientos de Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez, primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la Independencia.
Fuente:La Mañana Neuquén
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