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Archive for 29 de abril de 2013


Equipo de CCINFO

Todos los especialistas en temas laborales concuerdan en que para mantener la estabilidad emocional hay que saber enfrentar con entereza los diferentes puntos de inflexión que surjan en el devenir del tiempo.

Hay muchas personas que hoy van a levantarse y no tendrán un lugar en dónde desarrollar sus tareas profesionales. Son un número más en la estadística de personas que hoy están desempleados.

Sin jefes, ni horarios, no compañeros de trabajo: sin rutinas, estrés ni mal humor. Son libres, sin presiones en el trabajo, pero también son personas que hoy no perciben un sueldo, lo que indudablemente para estos profesionales constituye una fuente de preocupación y de tensión quizá mucho mayor que la que genera la propia actividad laboral.

El despido genera en las personas un shcok emocional que suele afectarlos como un auténtico duelo, ya que han una pérdida que quizá al principio no sea tan drástica, pero que al paso de los días suma la angustia propia del duelo y el problema del dinero que deja de ingresar con todos los problemas que esto acarrea a una persona.

Al igual que en cualquier pérdida las personas manifiestan sentimientos de ira, tristeza y miedo. Las personas sufren una pérdida notable de autoestima, generando sentimientos de fracaso, inferioridad, vergüenza, e incluso, culpa.

Si bien la negatividad y pesimismo son los sentimientos que afloran durante este duelo, lo cierto es que quejarse, lamentarse y protestar no les va a devolver el empleo, sino todo lo contrario. Esa actitud victimista merma sus capacidades y habilidades impidiéndoles desarrollar útiles en pos de encontrar un nuevo empleo.

Cuando una persona es despedida lo primero que le pasa es que niega lo que está sucediendo. No pueden asumir las consecuencias que implica el despedido, tanto en el plano profesional como personal.

Después llega la ira que lo lleva a pensar y hablar negativamente de la decisión de la Unidad de Información sobre su despido y la canaliza buscando algún culpable de lo que ocurrió. Después viene la lucha, o sea, el intentar recuperar el puesto perdido negociando con algún responsable lo que ya no se puede negociar. La tristeza es el cuarto paso. Se reconoce la situación de desempleado y comienza el sentimiento de desanimo, frustración y derrotado, sentimientos que lo llevan a un estado de depresión. Finalmente, llega la aceptación, asume la responsabilidad de la situación que está viviendo e intenta recomponer su vida profesional.

Se recomienda, ante el despido, tomar una semana de descanso y reflexión antes de comenzar a diseñar su nuevo futuro laboral. Ese tiempo le sirve para clarificar sus ideas y entender que buscar un trabajo es un trabajo en sí mismo, que precisa de una rutina y un ritmo para desarrollar un proceso que le brinde resultados óptimos.

Es el momento de actualizar el CV, de redactar cartas de presentación. Hablar con familiares y amigos que puedan ayudarlo en la búsqueda laboral e incluso recomendarlo para obtener algún empleo. Ser más activo en las redes sociales y darse a conocer públicamente como una persona con buenos potenciales, fiable y sobre todo, disponible a nuevos desafíos.

Fuente: Consultora de la Ciencias de la Información

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