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Archive for 14 de enero de 2013


BiblioEl pueblecito de Hay-on-Wye se encuentra en Powys, Gales, a orillas del río Wye, justo en la frontera con el condado inglés de Herefordshire. Hasta hace medio siglo era un lugar tranquilo de la campiña galesa, con apenas 1.800 habitantes, frecuentado casi únicamente por caminantes y excursionistas que visitaban el cercano Parque Nacional de Brecon Beacons. Sin embargo, un buen día todo esto cambió.

En 1961, Richard Booth, licenciado de Oxford, decidió regresar a la región de sus antepasados para montar una librería de segunda mano y recaló en Hay-on-Wye. Comenzó a rehabilitar varias casas abandonadas y pronto a su primera librería, instalada en la estación de bomberos, se sumó otro par. Los parroquianos observaban toda aquella actividad libresca con desconfianza y pronosticaron que los negocios de Booth no durarían mucho tiempo. Al fin y al cabo, nadie leía ni compraba libros en Hay-on-Wye.

El señor Booth, ignorando los vaticinios de sus vecinos, recorría el país comprando bibliotecas e iba acumulando volúmenes y volúmenes en los estantes de sus librerías. Y su esfuerzo no fue en vano. Pronto empezó a conocerse su actividad, los primeros curiosos se dejaron caer por allí y al final otros libreros vieron la oportunidad de su vida estableciendo una librería en el pequeño pueblo galés. El primer triunfo llegó en los años setenta: a Hay-on-Wye se le otorgó la denominación de Pueblo del Libro.

El 1 de abril de 1977, Richard Booth proclamó Hay-on-Wye reino autónomo y se erigió en el monarca del nuevo estado como Richard Coeur de Livre (Ricardo Corazón de Libro). Nombró primer ministro a su caballo. Booth acababa de adquirir el destartalado castillo de la localidad y convocó allí a la prensa para comunicarles que el pueblo se separaba de las Islas Británicas. La autoridades le replicaron que eso era imposible, dado que Hay-on-Wye formaba parte de Reino Unido. El señor Booth, entusiasmado con el alcance que se estaba dando a la noticia y la publicidad que estaba consiguiendo, replicó a su vez que Hay no formaba parte de nada, puesto que estaba en tierra de nadie entre Gales e Inglaterra. Poco después instauró la Casa de los Lores de Hay y nombró 21 pares hereditarios para su reino.

En 1988 comenzó a celebrarse en Hay un festival literario patrocinado por el periódico The Guardian. Fue un éxito rotundo y supuso la consolidación de su título como Pueblo del Libro.

Richard Booth tiene dos librerías: la que lleva su nombre y la que está instalada en el castillo, Hay Castle Bookshop, que funciona también como alojamiento. En el jardín hay unas estanterías llamadas honesty boxes: se cogen los libros de ellas y se deposita la voluntad en una especie de huchas que se vacían diariamente. En cualquiera de las dos librerías el visitante se puede topar con el señor Booth: un excéntrico caballero alto y con bastón que suele merodear frecuentemente por las propiedades de su reino.

Fuente: Libros para la paz

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La biblioteca universitaria es un centro de recursos para el aprendizaje, la docencia, la investigación y las actividades relacionadas con el funcionamiento y la gestión de la universidad. Para ello debe asumir los cambios que afectan a la universidad y a la sociedad en general e incorporarlos a su desarrollo, a sus estrategias de gestión y a sus servicios.

Desde hace ya poco más de 30 años las bibliotecas universitarias emplean las nuevas tecnologías para brindar servicios de calidad a sus usuarios. Podemos afirmar que las bibliotecas universitarias siempre han estado en la vanguardia de la aplicación de las novedades tecnológicas a sus servicios. Esto ha llevado a los bibliotecarios a repensar sus servicios, su modelo y sus métodos de gestión, así como el compromiso ético que la sustenta y guía.

Las innovaciones tecnológicas hacen pie en las bibliotecas universitarias, lo que indudablemente, pone en jaque su presupuesto. Para poder brindar servicios adecuados tiene que invertir fondos que antes utilizaba en la adquisición de otros recursos.

Para enfrentar todos estos cambios de su entorno, se han tratado de adaptar organizándose en consorcios, que les permite adquirir los materiales digitales necesarios que le demanda la comunidad académica.

No obstante, las bibliotecas universitarias se han sumado a la progresiva digitalización de todos los trabajos y materiales que se emplean en la comunidad educativa y que la misma universidad genera, como por ejemplo las tesis doctorales, el material que diseñan los profesores para dar clases, etc.

Además, las bibliotecas universitarias proveen a sus usuarios servicios a los que puede acceder desde su hogar. Bases de datos académicas (tanto de revistas como de libros digitales), repositorio institucional, el usuario solo debe emplear su clave de acceso y así acceder al material de su elección.

Lo bueno es que hoy las bibliotecas universitarias pueden ofrecer a sus usuarios acceso a todos los recursos que posee o contrata desde un solo punto de consulta. La biblioteca universitaria, entonces, es consciente del cambio funcional y de la adaptación que debe realizar en sus servicios para responder a la renovación pedagógica que supone el cambio del modelo educativo que pone acento en el aprendizaje de los estudiantes.

La tecnología es la que marca el desarrollo de este tipo de bibliotecas. Deben estar siempre en la vanguardia ya que en el ámbito universitario se forman los futuros profesionales, se realizan investigaciones, algunas de ellas se pueden implementar de inmediato, otras, deberán perfeccionarse para llevarse a la práctica.

Tanto los investigadores como los docentes necesitan estar informados de todo lo nuevo que surge en su disciplina, y es, justamente, el material digital, el que les permite actualizarse, por eso, las bibliotecas universitarias son esenciales para que las universidades cumplan su objetivo de formación e investigación. Esta ha sido y debe seguir siendo su misión prioritaria.

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