Equipo de CCINFO
El “sufrimiento” es una instancia que forma parte de la vida de las organizaciones: los jefes de de departamento hacen demandas irreales, la gente pierde sus puestos de trabajo. La forma de canalizar este dolor, en el entorno organizacional puede determinar si los efectos a largo plazo serán positivos o negativos.
Lo que hace que este dolor emocional se convierta en tóxico es la respuesta negativa de la gente ante ese dolor. Esa toxicidad es el resultado de las actitudes y de los estados insensibles de los directivos, que hieren la sensibilidad de muchos empleados.
Dicha insensibilidad actúa como una sustancia nociva, quitando vitalidad a los individuos y a la institución en sí, causando, muchas veces, el éxodo masivo de los empleados más importantes.
El dolor emocional existe en todas las instituciones y también afecta a las Unidades de Información, cobrando a todos los individuos un precio muy alto. Los empleados, en especial los más valiosos, tienen experiencias negativas en el trabajo, escuchan malas noticias que frustran sus expectativas, objetivos o minan su confianza. Las fuentes del dolor pueden ser variadas, pero por lo general se generan por directores abusivos, políticas internas irracionales, compañeros de trabajo indolentes, usuarios intolerantes, o cambios mal gestionados. Este tipo de toxicidad mina la autoestima y la confianza. Tiene efectos altamente negativos sobre las instituciones y los individuos a menos que se identifique y maneje de forma saludable y constructiva.
Es un dolor que se manifiesta por la pérdida de autoestima personal y de la confianza y esperanza. Interfiere con el rendimiento y la moral. Los costos de la frustración y la rabia de los empleados pueden ser más serios. Elimina el deseo y la capacidad de cumplir con su trabajo.
La gente cuyo dolor no se trata evitará situaciones futuras que se parezcan al incidente que produjo el dolor. La gente herida está impresionada por lo que le ocurre, , o por lo que los demás dicen de ella, se desconecta de la esperanza y de la sensación de pertenencia a una comunidad institucional. Luego pasa por una fase de negación, seguida de rabia y depresión. También el individuo siente confusión, descrédito y pérdida de confianza. Por lo tanto, la gente que está embargada de estos sentimientos, no puede realizar su tarea ni responsabilidades diarias.
La falta de compasión y de empatía con la situación de otra persona perjudica las relaciones laborales.
Cuando el sufrimiento emocional se gestiona de manera correcta continúa con la voluntad de volver a entrar en situaciones que pueden ser dolorosas y enfrentarlas. Por ejemplo, si el equipo de trabajo debe enfrentar situaciones límites, para lograr el objetivo que se han fijado y lo consiguen, todo el dolor experimentado en el proceso puede decirse que valió la pena. Pero para conseguir este tipo de resultado positivo, el equipo debe sentirse esperanzado todo el tiempo, confiar y creer en el valor del objetivo y en la posibilidad de conseguirlo.
En toda Unidad de Información se debe contemplar las situaciones de sufrimiento, tanto a nivel personal como laboral de los empleados. Un buen directivo sabe gestionar estas contingencias de manera satisfactoria para el individuo y para la institución.
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